Providencia de Dios
Por Humberto Famanía Ortega.
Cuando se tiene Fe se convierte en la herramienta por la providencia de Dios; te abre los caminos para llevar una vida plena, donde las angustias se disipan, las enfermedades se controlan, los anhelos te ayudan a seguir trascendiendo y se vuelven realidades. Cuantas veces en la soledad y con conciencia analizas con exactitud los pasos para seguir disfrutando lo que el Creador te otorga para convertirte en custodio de sus bienes de este universo que se hizo con la finalidad de mostrarle nuestra responsabilidad como hijos hechos a su imagen y semejanza.
Tengo mucho que agradecer por tantas bendiciones recibidas a través del tiempo. Primero por haber nacido en este paraíso de Puerto Vallarta Jalisco y por darme unos padres maravillosos que me educaron con devoción y responsabilidad. El tener hermanas y hermanos que crecimos juntos y a la fecha seguimos unidos buscando la paz y armonía en nuestra familias. En lo particular por haber encontrado una excelente esposa que supo comprenderme y asi lograr por 41 años de sagrado matrimonia el ser felices por la llegada de una ejemplar hija y sus dos bellas nietas.
Los amigos entrañables que tuve la libertad de escogerlos y aprovechar sus experiencias, su cariño durante mi niñez, mi época de estudiante desde la primaria hasta la universidad y todos aquellos que por el paso de mi vida he encontrado siguiendo los cánones del respeto y la lealtad. Con muchos de ellos logramos trabajar en equipo para seguir construyendo en todos los aspectos de la vida como en lo espiritual y material con sentido humanitario para lograr satisfacer muchas necesidades donde el servir, ennoblece el alma y fortalece tú peregrinar.
Hay tantas cosas que debo agradecer a Dios y a mi Morena del Alma la Virgen María de Guadalupe que no encuentro las palabras precisas para expresar la grandeza de mi Padre Santísimo y la intercesión de María ante mis plegarias que con mucho amor suplique para encontrar soluciones a los problemas que me agobiaban. Ahora en día a mis siete décadas sigo con mucha fortaleza viviendo con tranquilidad y haciendo lo que me satisface, siempre dando las gracias al dueño y redentor del mundo que ahora exige reconstruir su reino, alejando a la maldad latente.
Durante el paso de mi vida he conocido a grandes personajes que admiro y de ellos he encontrado siempre el respaldo para seguir sembrando semillas de sabiduría que hacen el ser parte alícuota de este mundo creado para nuestra felicidad. He comprendido que se debe de dejar el egoísmo para vencer la soberbia para saber encontrar el significado de la prosperidad donde exista bienestar creciente y armónico. Son los tiempos de demostrar el ser agradecido ante la Providencia de Dios, uniéndonos más en nuestras acciones concernientes en la solidaridad en todos los aspectos que motiven nuestra propia existencia.
Esto hace que recobremos la humildad, aceptando las lecciones que hoy nos dan los que a nuestros ojos se equivocan, por eso es preciso el dejar a un lado el orgullo mal llevado. Es hora de mirar con ojos misericordiosos a los menos favorecidos, que no solo soportan su amarga situación, sino además el rechazo de quienes creyendo saberlo todo no son capaces. Es nuestro Jesús que tanto nos ama, que vino precisamente a salvar a los pecadores y quien nos ha dejado como máxima, amar al prójimo. Solo con su ejemplo saldremos adelante, asi creceremos y podremos mostrar lo aprendido a quienes como nosotros estemos ciertos del reino de Dios que se puede alcanzar con pequeñas acciones.
Es importante mostrar como ejemplo en la autoridad de los tres niveles de gobierno que fallan muchas veces en sus decisiones sin pensar que la vara de la justicia también señala a los malos gobernantes que aprovechando su poder olvidan que este tiene que utilizarse para el bien común; si ellos no lo ejercen de forma honesta, estamos obligados con gran responsabilidad a exigir que cumplan los compromisos de no hacerlo, que reciban las sanciones que por ley corresponda ante la falta de conducción apropiada para cumplir con el mandato del pueblo mismo que los eligió.
Que quede bien claro; Dios en su infinita bondad nos marca siempre el camino y este nos exige tolerancia para el prójimo; firmeza para mantener el ánimo encendido con energía positiva; esperanza para confiar en que todo puede mejorar. Como dice el Papa Francisco; todos nos decidimos a sacar lo mejor de nosotros mismos y lo ponemos al servicio de los demás. No cabe la menor duda que solo asi creceremos y podremos mostrar lo aprendido a quienes como nosotros estemos ciertos de que el reino de Dios se puede alcanzar con pequeñas acciones que evidencien que siempre está aquí y ahora.
Tenemos que admitir en los más profundo de nuestro corazón que en la Providencia de Dios nuestra vida tendrá un mejor sentido. Que cuando logremos construir condiciones de convivencia, sin divisiones o resentimientos y nos constituyamos como una nación fuerte, bajo un proyecto integral donde todos los mexicanos formemos parte; solo asi tendremos un México libre, plural y diverso.
Nuestros valores solo los vamos a encontrar y descubrir en el evangelio de Jesús en la Bienaventuranzas. Nuestra Morena del Alma nos ayude a ser luz del mundo y la sal de la tierra mexicana.